EN RECUERDO DEL 50º ANIVERSARIO DE LA LLEGADA A LA PUEBLA DE CAZALLA DE LA VENERADA Y BENDITA IMAGEN DE NTRO. PADRE JESÚS NAZARENO
(A la memoria de Fernando
el de Vito, q.e.p.d.,
que luchó con tesón y coraje
para traernos a la Puebla
esta bendita imagen)
Era el año cuarenta y cinco,
en el mismo mes de enero,
cuando vino a la Puebla
nuestro Jesús Nazareno.
Éste vino a reemplazar
aquella bendita imagen
que quemaron sin piedad
aquellas bestias salvajes.
Ay, Jesús Nazareno,
que viniste a recordar
a una antigua imagen
que se fue para siempre,
y no volveremos a ver más.
En el año cuarenta y cinco
de aquella primavera,
que por primera vez salía
por las calles de La Puebla.
Los pajarillos cantaban
al son de Campanilleros,
anunciando la llegada
de Jesús el Nazareno.
Yo te vi, mi buen Jesús,
por las calles de La Puebla,
con tu cara de humildad,
con tu bondad y tu pena.
Por un camino de flores
caminando iba Jesús,
las rosas lo perfumaban,
y los claveles se inclinaban
a sus pies, y lo consolaban.
Tan santo y tan bueno eras,
Padre Jesús Nazareno,
cuando Pilatos el traidor,
te presentaba al pueblo,
y la sentencia la firmó.
Una falsa y mala sentencia,
que Pilatos la firmó
cuando su esposa, Claudia,
de rodillas y sollozando
le pedía compasión.
Por un sendero de espinas
al Calvario caminaba,
conducido hacia la muerte,
cuando con la cruz cargaba.
Y todo un hombre de pueblo
a Jesús se le acercaba,
y, ya caído en el suelo,
con la cruz le ayudaba.
¿Por qué te tratan así,
Padre Jesús Nazareno,
siendo tú el hijo de Dios,
y siendo tan santo y tan bueno?
No tuvieron compasión
los que a ti te azotaban,
te escupían sin razón
mientras tú los perdonabas.
Tus ojos se nublaron,
y la vista perdías,
cuando te clavaron en las sienes
una corona de espinas.
Las piedras se te clavaban
en los pies ensangrentados,
y, cargado con la cruz,
los judíos te azotaron.
Claveles pintados de rojo
con la sangre que derramas
de tu corazón herido,
de tu pecho te brotaba.
Tus hermanos que te querían,
y te quieren de verdad,
te compraron un día un paso,
tan bonito y tan hermoso
que no hay otro igual.
Por la Plaza del Convento
ya viene la Cofradía,
delante viene Jesús,
detrás, su madre, María.
Desde un balcón de una esquina
un saetero que canta
una saeta divina:
“Padre Jesús Nazareno,
mal te quieren los judíos;
nosotros, aquí en la Puebla,
te queremos con amor
hasta perder el “sentío”.
Julio1994